Como non remato de saber que é exactamente iso do famoso “sono americano”, recurro a Google.
Logo de realizar a búsqueda, vexo que Internet define o fenómeno da seguinte maneria: “es una de las ideas que guían la cultura y sociedad de los Estados Unidos a nivel nacional. Más concretamente suele referirse a los ideales que garantizan la oportunidad de prosperar y tener éxito para lograr una movilidad social hacia arriba”. Pois iso. Wikipedia dixit. O sono americano, entón, consiste en aspirar a que o desexo de mercar outra neveira mellor da que xa se tiña se materialice. E digo eu, fai falla ser americano para poder ter este sono? A caso, un asturiano - por seguir rimando en consonante - non pode? Pois claro que pode. Como non vai a poder? Porque se o de Mieres ten un tractor - o da neveira non lle fai honra -, e quere crear unha frota, según a definición que se nos dou, estaría soñando ao estilo dos ianquis.

- Pero cómo es posible eso, si es de Asturias?
- Bueno, señora, no sea remilgona. Para que vea usted hasta dónde llega el afán colonizador de ese pueblo bárbaro, que hasta nos hacen soñar a su manera.
- Pues sepa que mi marido siempre soñó como un español decente, que es lo que él era. Dormía la siesta debajo del olivo, sabe? Como buen español. Hay algo más español que dormir la siesta debajo de un olivo?
- Ahora mismo, no se me ocurre nada.
- Porque no lo hay. Mi marido, de americano tenía lo mismo que José Guardiola cuando cantaba aquello de
“ Yo soy americano porque en Brooklyn yo nací, y me gusta cantar napolitano...” o sea, nada. Pero nada de nada, entiende?
- Vale, vale. Tranquila.

Cando escoito falar do sono americano, sempre penso nun home cincuentón - e americano, claro - durmindo no porche do seu prácido rancho de Texas coas pernas en alto, os brazos sobre a panza, e unha brizna de herba entre os beizos. Este americano, na miña cabeza, ten bigote, viste un mono vaqueiro de tirantes, camisa a cadros e, en resume, da un pouco de noxo. Make America great again, e todo iso.

Vivamos como galegos, pero soñemos como americanos. Esa, e non outra, é a clave do éxito na vida. Pensade cal é o voso sono ao respecto e, cando me vexades no Eroski, contádesmo.

- Y usted, no soñará como los invasores?
- Por supuesto que sí. Faltaría más. Yo, gringo total!
- Qué antipatriota! Vaya vergüenza. Y su abuela le dirige la palabra?
- Sí, señora. Mi abuela es de mente abierta, nació en Oklahoma.
- Y se puede saber qué es lo que sueña usted?
- Mi sueño americano es tirarme a una americana. Ya ve que uno no solo sueña como los invasores, si no que sueña con las invasoras.
- Válgame Dios!
- Válgale, válgale. Usted imagínese a una de esas americanas de las que salían en los libros no hace tanto, hace caso? Las que se entretenían robando, en las iglesias góticas del país, bustos románicos para terminar vendiéndolos luego en el Rastro. Piense en una americana alta y fuerte, ternerona; como las que venían a España por ver los toros. Ya sabe, muy rubita ella. La está visualizando ya? Una maravilla, no me diga.
- Pues le digo, claro que le digo! Le digo que me parece un sueño muy primitivo y poco refinado.
- Claro, claro. Es lo que sucede cuando no se tiene un olivo a mano para hacer la siesta, que todo le sale a uno como más tosco.

• Abraham Trillo. Estudante, paseante e escritor.

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